Para entender realmente la
situación es necesario “echar un vistazo” al mapa político municipal del resto
de Canarias e incluso de España. Sin duda nos encontramos en un proceso
diferente, un proceso al que la mayoría llama de cambio, aunque a mí me gusta
llamarlo “de abrir los ojos”. Estamos ante el mayor cambio político desde la
transición sin lugar a duda y aunque muchos intenten pararlo, son ellos, los
que han gobernado durante más de 30 años, los que han provocado esta situación.
Tras las elecciones pasadas al
gobierno municipal, los resultados electorales hablan por sí solos ya que la
mayoría absoluta aplastante de los últimos años de los nacionalistas de
Coalición Canaria ha desaparecido, de hecho estuvo muy cerca de no ser la
fuerza más votada.
En el ciudadano lagunero crecía
entonces la esperanza de un cambio para el municipio, un cambio necesario, yo
en primera persona lo esperaba con ansias, pues no conozco otra forma de
gobernar en mi municipio, sólo la de Coalición Canaria y desgraciadamente no me
enorgullezco por ello.
Las idas y venidas de los
posibles pactos copaban los diarios isleños de las últimas semanas, y en las fotos
de las negociaciones los mismos jugadores de siempre, los mismos que llevan tapándose
los oídos tantos y tantos años y que nos venden renovación para seguir moviendo
los hilos de sus partidos políticos. Ellos lo llaman “pacto en cascada”, o lo
que es lo mismo deciden tres personas lo que es mejor para cada municipio.
Y digo los de siempre porque vi
pocas veces en la mesa de negociación a Fernando Clavijo o a Patricia, que son
a los que ha votado el canario, sigo
viendo a Ruano, Barragán, Spínola y compañía, los de siempre, ellos son los que
decidieron en su momento, deciden ahora y como no cambien mucho las cosas
decidirán. Esos que cuando ganó López Aguilar las elecciones se unieron para
que no gobernase, pero no existen rencores si me dejas un trozo de pastel.
Esto no es más que otro capítulo
más en la política caciquil de Coalición Canaria, que exige La Laguna, su feudo,
para cumplir el pacto en Cabildo de Tenerife y Parlamento Canario, pero ojo
porque en Santa Cruz pactó con el Partido Popular y lo mismo hizo en el Puerto
de La Cruz, en Tegueste le da estabilidad a su gobierno con el único concejal
también del Partido Popular y varios casos más que todos conocemos. Pero La
Laguna es diferente.
En definitivas cuentas me siento
engañado, me siento impotente al ver que las cosas no cambiarán y seguiremos dependiendo de “los
mismo de siempre”, los que han puesto su granito de arena para ser la Comunidad
con más desempleo, los que han puesto su granito de arena para acabar con el
sector primario y nuestras tradiciones, los que hacen que sigamos siendo uno de
los municipios con los impuestos más elevados de toda Canarias.
Destacar la actitud mostrada por
Javier Abreu, con sus defectos como todos, ha
sido el único dentro de toda esta “trama” que ha mantenido su palabra y
su honestidad, espero que desde dentro siga trabajando para parar cosas como por
ejemplo el plan general de ordenación que convierte nuestro municipio en
solares para la construcción. Y por supuesto a toda la oposición que también ha
luchado por el cambio, era y es el momento del cambio sin lugar a ninguna duda,
se acabó el tiempo de la vieja política, estamos cansados.
No soy ni político ni periodista,
y probablemente con la nueva ley “mordaza” es ilegal lo que estoy diciendo,
quizás mañana venga la policía local a mi casa a buscarme, ya nada me parece ni
extraño ni exagerado. Simplemente quiero expresar mi desengaño, me cuesta creer
que no se haga real el cambio que la gente ha pedido en las urnas.
Juan Miguel Mesa.